Título: Detroit: Become Human
Desarrollador: Quantic Dream
Plataforma: PS4
Género: Aventura Gráfica
Año de lanzamiento: 2018
ATENCIÓN. El análisis tiene destripes. Pero destripes absolutos. Te recomiendo no leer si te quieres pasar el juego y no lo has hecho. Por si te sientes valiente, dejaré una marca donde vaya a empezar la escabechina.
Cualquiera que se mueva por foros de videojuegos habrá oído aunque sea de refilón sobre Detroit: Become Human y la humareda que levantó el YouTuber DayoScript tras subir un videoanálisis donde trataba de mostrar cómo el juego lo hace mal a la hora de hacer crítica social. No estoy aquí para hablar de ese vídeo ni para juzgarlo pero sí quiero sacarlo ligeramente a colación. Porque donde Dayo veía una crítica social yo veo una adaptación teológica.
Antes de pararme a explicar eso vamos a entrar en los detalles necesarios para entender Detroit. La gente de Quantic Dream lleva tiempo en esto de los videojuegos. Mucho tiempo. Más incluso del que yo creía, pues pensaba que Fahrenheit (Análisis) era su primera obra. ¡Pero no! En 1999 salió a la venta Omikron: The Nomad Soul. Lo que sí se percibe es esa incansable búsqueda por un juego narrativo completo donde se tengan en cuenta todas las decisiones del jugador.